Ghost in the shell es una película de animación japonesa de Masamume Shirow.
Este film, ambientado en una gran ciudad asiática en el año 2029, trata acerca de un grupo de agentes de operaciones de la Sección Policial de Seguridad, dirigidos bajo las órdenes de la mayor Motoko Kusanagi. Su misión consiste en investigar y encontrar al titiritero, un hacker informático que está poniendo en peligro la integridad de los seres humanos y robots.
En el largometraje aparecen distintos elementos poseedores de Inteligencia Artificial. En primer lugar, los cyborg. Seres constituidos por elementos orgánicos y robóticos para dotar a la naturaleza humana de unas características y capacidades superiores. El mayor ejemplo es la protagonista del film Motoko Kusanagi, una agente que sufrió un terrible accidente y su cuerpo fue seriamente dañado, por lo que su cerebro fue traspasado a una estructura robótica de aspecto femenino. Durante su servicio en la sección 9, tuvieron que hacerle diversos implantes neuronales y como resultado, posee escasas neuronas originarias.
En segundo lugar, el titiritero es un programa de sofware que interrumpe y toma el control de la mente y la consciencia de cualquier ser humano. Es un proyecto de Inteligencia Artificial que actúa de forma autónoma y es consciente de sí mismo. A su paso varios seres humanos sufren pérdidas de memoria e identidades falsas. Su objetivo primordial es conseguir proporcionar a sus copias una variabilidad similar a las combinaciones genéticas de los seres humanos.
Ninguno de los elementos inteligentes citados, los cyborg y el titiritero, pueden darse hoy en día, ya que tanto el desarrollo de la robótica como la IA están muy por debajo del progreso necesario para elaborar dichos sujetos. Por otro lado, aparecen otros seres poseedores de IA de los que disfrutamos actualmente. Como por ejemplo, el GPS que les orienta su vehículo, estudiando todos las posibles recorridos y deduciendo cual es el idóneo para encontrar al titiritero.
Otro elemento inteligente es el tanque que se encarga de proteger al titiritero ante el ataque de la Mayor Mokoto Kusanagi, cuando se ha materializado en un cyborg. Actualmente, distintas organizaciones se encargan de llevar a cabo la producción de robots capacitados de IA para su utilización en el campo de batalla.
Esta película presenta muchos interrogantes que tienen que ver con temas éticos y morales. ¿Es correcto fabricar un robot tan sofisticado e introducirle un cerebro humano? ¿Dónde empieza la máquina y dónde termina el factor humano? Llegara un momento que estas cuestiones sean de primordial importancia si el proceso de la IA y la robótica alcanzan los niveles de sofisticación que muestra el film.
Los límites entre la naturaleza orgánica y la robótica se desdibujan, abriendo nuevas preguntas existenciales, cyborg que se pregunten si los componentes orgánicos que poseen son suficientes para ser considerados personas y para ostentar derechos como seres cívicos. Otro riesgo es la programación de software tan avanzados como el titiritero, programas que sean capaces de introducirse en la conciencia humana y alterar sus decisiones, causándoles daños irreparables. Los principios éticos se opondrían a la fabricación de este tipo de avances. Nos enfrentamos a nuevos peligros que atentarían contra la integridad de las personas.